martes, 6 de agosto de 2013

¿Quién encuentra sentido a los kilómetros?

                    Sería más fácil callarme
                   e intentar disimular si
                  volvieras a llamarme.
                  Pero no tengo control de mi
                 destino
                 no hay posibilidad de
                esconderme de mí mismo,
                si intento olvidarte empiezo
               a marearme
               por eso ahora sé que es        
              demasiado tarde.
                                         La sonrisa de Julia.

Este nudo en la garganta no se debe a otra cosa que la distancia.

Que ha llegado el momento
y ya no vivimos para tenernos
ni morimos para seguir viviendo;
los caminos se bifurcan
y yo, a hurtadillas
vigilo uno a uno los pasos de tu destino,
los pasos que algún día
te trajeron hasta mí
y que ahora
se alejan sin previo aviso en otro tren.

¿Qué voy a hacer sin tu voz?

Ya no seré tu canción favorita
y dejarás de tocarme cuando yo te lo pida,
ahora, 'los kilómetros que hay entre tu piel y Madrid'
intoxican más que nunca.

¿Qué sentido tendrán ahora las terminales de autobús?

Si ya tú no esperas
qué más me da el resto,
si esa sonrisa en cada parada perdió significado,
si los billetes, son eso,
simples trozos de papel
que ya no guardan besos,
que ya no guardan abrazos.
Están preparados
y con lágrimas en los ojos
para afrontar una despedida inmediata.
Para despedirte, amor.

Qué fea se pone Madrid
cuando piensa que ya nunca vendrás.

Me quedo el de vuelta,
para ti el de ida
-te dije-
y nunca volví
y nunca viniste.

¿Qué sentido tiene ahora septiembre si sé que no vas a volver?

Tenía mil rincones preparados para ti,
mil baldosas que saltar
y doce escalones que subir
hasta llegar a rozar tus labios.

Ojalá vuelvas aquí.
                            -Y el ojalá murió sin ti-

Ya lo dijo Cortázar
y quizá llevase razón,
'somos como el guante derecho
enamorado de la mano izquierda',
te quise por improbabilidad
te olvido por obligación.

Y es que hubiera sido fácil echarte de más,
pero yo decidí echarte de menos,
y ahora estoy sola
con Madrid encima y andando a tientas.

¿Recuerdas ese cañón?
me disparó directo al corazón
y aquí me tienes
echándote de menos como una auténtica idiota.

Es hora de decirlo,
que se pare el mundo
que te bajas tú.

Y ésto no es un adiós,
es un echaré de menos tus labios
pero jamás dejaré escapar tus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario