'Estoy tan triste que podría convencer a cualquiera de que no es para tanto.' Irene X.
Estoy triste. Eso es todo lo que quiero decir y diré aquí, que no tengo motivos pero me he levantado triste y es por eso por lo que hoy estoy triste.
Pero es que no es sólo eso, es que estoy tan tan triste que el cielo se ha puesto a llorar en mi camino diciéndome que nada de lo que veo va tan bien como quiero verlo ni tan mal como vosotros me diríais que debería verlo. Total, que no está de puta madre, pero tampoco tenemos que matarnos a nosotros mismos. Aún.
No sé si alguna vez os han roto un plato por dentro en dos perfectas mitades y tras cinco días enteros en los que los habéis intentado unir habéis descubierto que era algo imposible. Pues imaginad lo triste que estoy.
Estoy triste. Tan triste que ahora mismo tendría el valor de presentarme en tu casa para decirte que no eras tú la mujer con la que yo estaba haciendo el amor, que no eras tú porque jamás conseguí conocerte aunque yo estaba convencida de que lo estaba haciendo, convencida de ser tú la persona que se desperezaba con cara de oso que quiere sacarte las garras hasta matar y yo ser el gato manso que se dejaba hacer y hacer hasta despertarse como hoy, muy triste.
Estoy triste. Estoy tan triste que ahora mismo podría gritarte mirándote a los ojos lo triste que estoy y no serías capaz de escucharme. Sí, tú ríete, pero ya te digo yo que no podrías. Que me mirarías esa cara de confusión que siempre caracterizó tu vida.
Porque estoy triste y no sé si me has escuchado aún, pero te aseguro que si ahora mismo intento mirarme en el espejo no me devolverá la mirada, no podré ver nada más en él que un cuerpo inerte flotando con la magia de la tristeza. Y luego podría meter los dedos en el enchufe y gritarte que parases, y tú seguirías sin oírme, y yo seguiría triste.