He probado a lo que sabe una ausencia y es algo parecido al te: amargo pero dulce, caliente pero frío, rico pero pobre.
Mentiría si dijese que estoy mal,
no estoy mal, de hecho, estoy asombrosamente bien.
¿Sabes esa sensación de querer gritar, correr, saltar y acabar tirada en el suelo, con unos suspiros de menos y unas sonrisas de más? Pues yo.
Los cambios no se producen solos, ni tan siquiera nosotros producimos cambios, no os creáis tan autosuficientes porque estaréis equivocados. Nosotros, producir cambios, los mismos que no sabemos ni enamorarnos. Si hay algo imposible en esta vida es que nosotros cambiemos algo.
Pues bien, los cambios nos producen a nosotros, ¿notáis la diferencia? Cambios autosuficientes. Personas inútiles.
Y no siempre son felices, pero cuando lo son, no hay quién los aguante.
Os lo explico: es algo parecido a montar en las atracciones de una feria, a comer helado y mancharte toda la boca para que después te la limpien con un morreo, es algo parecido a comer macarrones con las manos o a intentar beber leche haciendo el pino. ¿Alguna vez habéis tirado piedras a un escaparate? Yo tampoco, pero sé que es algo parecido. ¿Por qué? No lo sé y probablemente tú tampoco.
Es como tirarse rodando por la montaña más alta del condado, subir a la rama más alta del árbol más cercano o derribar montañas de cojines de un solo salto.
Es algo parecido a mí, porque si me miro en este justo instante en el espejo, veo todo eso que os he contado.
Ahora me pesa más el futuro que mirar atrás, y no porque te haya olvidado si no porque hay otros cuerpos que recordar. La emoción del quién será, qué pasará y cuándo pasará.
Pero también es echar de menos, y hacerlo de verdad. Ver a una madre pero no poder tocarla, ver a un hermano pero no poder gritarle, ver a un padre pero no poder abrazarle, ver a unas amigas y no poder bailar. Eso es echar de menos de verdad, y no vuestras sucias teorías de que no podréis volver a besarla nunca más. Algún día esas teorías también fueron mías: "no la podré volver a besar" "seguro que me olvidará" "en unos meses no se acordará de mi nombre".
Y repito: sucias teorías, siempre os va a recordar.
Echar de menos de verdad es completamente distinto. Es no olvidar nada, ni un olor, pero a la vez no ser capaz de recordarlo. Seguro que no me entendéis pero tampoco voy a esforzarme en que lo hagáis.
Pero después de todo, os lo prometo, no estoy nada mal. De hecho, mentiría si dijese que estoy mal, no estoy mal. Estoy asombrosamente bien. Tanto que a veces, me llego a asustar.
Y es que ahora, justo en este instante, hay una extraña fuerza que me lleva a sentirme bien conmigo misma.
Algunos lo llaman felicidad.
Y yo, también.