miércoles, 9 de enero de 2013

Me enamoré de una mujer.

Me hace gracia la gente que me pregunta que por qué me gustan las mujeres. Y a vosotros, por qué os gustan las mujeres, o por qué os gustan los hombres. Mirad, eso es algo que no se elige, no es una moda. Me gustan las mujeres, porque por suerte o por desgracia, me enamoré de una y aprendí a deslizarme en su cama casi tan bien como lo hacía por su cintura. Aprendí a pasear de su mano, una mano suave y delicada; totalmente diferente a todo lo que antes había probado. Aprendí a tener el doble de lencería en mi armario, y a esperar horas y horas hasta que saliera de la ducha. Aprendí a quererla, independientemente de que fuera una mujer. Y, ¿sabéis qué? No me avergüenzo de ello, pero tampoco me siento orgullosa. No le doy la mayor importancia. Total, el amor es amor, y el placer es placer, te lo dé quién te lo dé. En este caso, puedo asegurar que lo que yo he sentido por una mujer jamás lo llegué a sentir por cualquier hombre.

Felicidad.

Según la RAE, la felicidad es un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien.
Pero, ¿realmente somos felices cuándo poseemos lo que deseamos?
Personalmente, no creo que esto sea cierto, ya que a pesar de que el ser humano es materialista por naturaleza, no siempre consiguiendo lo que desea es completamente feliz.
¿Quién no ha deseado un abrazo, que ha recibido, lo que conllevaría felicidad, pero no la trae, ya que a pesar de conseguir lo que se deseaba no te lo ha dado quien tú querías que lo hiciera?
Con esto quiero decir, que no siempre recibiendo lo que deseamos conseguimos la felicidad.
Desear es sinónimo de perder, todo aquello que deseamos es todo aquello que acabamos perdiendo, ¿quién no ha deseado a una persona que ha terminado perdiendo?
Sí, cuando lo consigues eres feliz, pero es una felicidad limitada, ya que todo lo que se desea es difícil de conseguir, y por lo tanto, acarreara una gran felicidad al conseguirlo pero una gran decepción al perderlo.
En conclusión, creo en la felicidad ya que esta existe, pero no creo en una felicidad plena ya que por el momento, no he llegado a alcanzarla y no creo que eso sea posible, puesto que en muchas ocasiones, tenemos una visión equivocada de ésta.