domingo, 20 de julio de 2014
Tú también tenías, te lo prometo.
sábado, 5 de julio de 2014
A veces.
Vuelvo más ida que cuerda
y nada me ata.
Tengo a tres caricias de mí a una chica
está leyendo a Vicente Aleixander
y creo que va por ese verso que dice
"rostro amado/donde contemplo el mundo".
Ojalá pudiera conocerla
para no enamorarme.
Ojalá ahora mismo no estuviera imaginando
que duerme en camiseta ancha
y bragas de encaje,
siempre lleva sus pechos al aire
porque considera
que es el auge del arte
de una mujer.
Se masturba todas las noches
antes de dormir,
sin excepción
y cada día con una técnica distinta,
repetir el placer
es su manera de ahogarse.
Es desordenada,
un auténtico desastre,
pudo darse cuenta
cuando perdió al amor
por su esencia caprichosa.
Pero desde entonces
funde el queso 20 segundos
en el microondas
y siente algo muy parecido.
Luego come la Nutella a cucharadas
y se echa a dormir,
quizá para soñar un mundo que no existe,
quizá para soñar,
quizá para.
A veces,
(y es importante este matiz
porque a veces
es la rendición del culpable)
pasea sola por Madrid
sonríe sola por Madrid
y se sienta sola
y lee sola,
y observa sola.
Porque a veces
(y ahora recordad el matiz)
te echa de menos.
Otras tantas sale de fiesta
y baila hasta que son las canciones
las que la eligen a ella como su favorita,
y la bailan
y la gritan a cantos.
Aún con los pies cansados
se monta en el búho de siempre
y espera durante 43 minutos
algo nuevo que sabe
que no pasará.
Es entonces cuando yo llego a mi casa
y me pongo mi camiseta ancha
sobre las bragas de encaje.
Luego fundo un poco de queso
durante veinte segundos
en el microondas:
y vuelvo a creer en el amor.
Después tomo Nutella a cucharadas
y me echo a dormir
porque he estado toda la noche
haciendo que las canciones
bailen para mí,
para soñar con un mundo mejor
en el que a veces
no te eche de menos.
Tengo a tres caricias de mí a una chica
está leyendo a Vicente Aleixander
y creo que va por ese verso que dice
"rostro amado/donde contemplo el mundo".
Ojalá pudiera conocerla
para que si mientras la miro
se atreviese a preguntarme
en quién estás pensado,
tuviese la urgente necesidad de contestarle:
a veces, en mí.