Hoy he visto al primer
y único amor.
Dicen que es el único verdadero
y es en lo único que no mienten
cuando hablan de enamorados.
Paseaba a mi lado (in)diferente,
con otro cuerpo
con otras manos,
con su olor impregnado en el cuello.
Recuerdo que te quise
por como eras conmigo.
Porque sacabas tu armadura de acero
y disparabas a matar contra mi pecho,
y eso a mí me parecía precioso.
Vivía más con el dolor de tus caricias
que con el amor de cualquier esquina.
Nadie nunca me ha conocido como tú,
que sabes cuando una gota de hielo
va a deslizarse por tu espalda,
que sabes cuando quiero besarte
y cuando estoy deseando matarte.
Que me preguntas
"¿en qué piensas?"
cuando sabes que pienso en ti
y haces pactos con el diablo
porque algún día follaremos como animales
y serás, de verdad,
el
amor
de
mi
vida.
Porque llueve
y contigo de la mano el sol
sonríe,
sabe que nos tocamos desapercibidas
como queriendo que nadie nos vea
pero viéndonos nosotras.
No nos aguantamos la ganas de tenernos
y eso desborda el corazón
que está medio vacío
desde la última vez que lo habitaste.
Si vuelves,
vuelve de verdad
por favor
que nadie ha sabido hacerme el amor
como lo tocaban tus manos.
Que nadie ha sabido hacerme, amor
como tus labios.
Pero no fuiste el único amor,
también estuvo ella,
que destrozó todos mis esquemas
con una de cal y otra de arena.
El segundo amor,
el que te hace creer que la vida aún,
puede tener algo de sentido
que aún puedes sacar todas tus flechas contra alguien
y que ese alguien,
tiene un círculo rojo en el pecho
y hará todo lo posible
porque afines la puntería.
Que haces todo con ella,
la comida entre sus piernas
y la cena entre sus sábanas.
Pero nunca logra darte un beso en la nariz.
Pero nunca logra decirte
que entre todas
tú
eres
la
primera.
Pero, ¿sabes qué?
Es mentira.
La diferencia entre el primero
y el segundo amor
es que el primero nunca da por hecho
haberlo sido,
pero sí haberlo hecho.