miércoles, 28 de agosto de 2013

Pacto de una tarde lluviosa que no era lluviosa.

Dudo que seas capaz de saber cuánto te echo de menos.

A ti,
que conseguiste formar un sur perfecto
en el este de mi pecho.
Que te encargabas de acusar a todas ellas
por querer formar parte de mi poemario
porque desconocías que el significado de todos mis versos eras tú.

A ti
que te media en kilómetros aunque te sentía en centímetros
porque una parte de mí se fue contigo.
Y estando contigo
me quedé sin mí
cuando te marchaste.

A ti
que siempre vas a existir
aunque ella desconozca tu nombre,
tu pelo
o tu risa,
porque nunca le hablo de ti. Tampoco lo hago de mí
para que no pueda conocerte.

A ti conmigo
porque siempre nos quedará ese banco
en el lado derecho de la rotonda
que giraba en sentido contrario
cuando yo estaba encima tuya,
y volvía a la normalidad
cuando me dabas la mano
en mitad de aquella preciosa ciudad.

A ti
que te conozco mejor de lo que me conozco a mí
y que ocupas veinticuatro de los siete renglones de mi vida
desde que susurraste el primer
'te echo de menos'
a través del cable telefónico.

A ti,
que todos los viernes me esperabas
en aquella plaza armada de nostalgia.
Y todos los domingos llorabas
por esa despedida
que nunca llegaba,
y que aún,
no ha dado señales de muerte.

A ti,
que te empeñas en decir
que buscar algo nuevo
es sinónimo de esperar.
O de esperarme, qué sé yo.
Y a mí,
que me empeño en decirte
que he visitado varios cuerpos en estos últimos meses
y ninguno ha sabido nada de ti,
pero al llegar la noche y abrazarle,
he descubierto que ni por asomo podrían parecerse.

A ti,
que puedo estar años sin escribirte,
y sin embargo,
eres el vértice
de todos los círculos amorosos que pasan por mi vida.

lunes, 26 de agosto de 2013

Tu corazón me está desafiando, cuidado.

Qué queréis que os diga si esta mirada ya lo dice todo por mí.

Y es que aún no os he contado nada pero he sido testigo de como pisaba al miedo por aquella calle que parecía que nunca iba a terminar, como le miraba con desprecio y después soltaba una sonora carcajada de seguridad que revolvía todos los aleteos que jugaban en mi cabeza para pasarse al corazón.

He visto como en mitad de la tarde su sonrisa se ponía los mejores tacones de aguja que jamás habréis podido imaginar y me invitaba a bailar en un baile torpe y poco acompasado, sintiéndose segura de que por cada tres pasos que diera cuatro iban a ir a parar sobre mis pies, dando un pisotón de esos que duelen tanto que te hacen seguir bailando y sonreír como si nada de ésto hubiera pasado.

He reconocido su melena en uno de los sueños más vulgares que he tenido nunca y de golpe se ha convertido en una de las mayores fantasías que han pasado por mi cabeza, y he despertado con ella en el lado izquierdo de su pecho para llegar aquí y deciros que
los
sueños
se
hacen
realidad
por mucho que os cueste creer en ellos.

He sonreído tímidamente, como si pudiera verme y sonrojarse justo cuando ha plantado un beso en mi frente, quizá, porque ella también estaba soñando conmigo, o tal vez sólo porque sabe cómo hacer que las realidades se disfracen de sueños.

He practicado paracaidismo en todas y cada una de sus curvas desafiando a la adrenalina que provoca eso a lo que llaman amor y a lo que yo, a veces, le pongo tu nombre.
Y no veas qué miedo da plantarle cara cuando lleva tu rostro.

Y ahora vengo a avisarte, deja de desafiarme, que al final vamos a ganarnos y no sé si eso será una derrota o la mayor de las victorias.

martes, 20 de agosto de 2013

Una cantidad de tonterías sólo por echarte de menos.

Te tengo más claro
y más lejos que nunca.

He aprendido que la distancia
no se mide en kilómetros,
se mide en impulsos al pensarte,
en las veces al día que sería capaz de decir
te
echo
de
menos.

Ven.

Sentirte no es más que un simulacro
de vivirte,
y la vida no es más que una paradoja.

Sobre querer o huir
he aprendido a plantarnos cara,
y a huir tan sólo del miedo.
De ti ya no.

Entre quererme y olvidarte
he pensado que mejor discrepo,
que ya te quiero a ti
y me olvido de mí.

He llegado a descubrir
que los otros labios son vulgares salidas de emergencia:
usar
sólo
en
caso
de
incendio.
Afortunadamente
no me estoy quemando,
me estás salvando.

Y de golpe he comprendido
eso de que los sofás son para vivir a medias
para follar sin treguas,
te dejo mi lado del sofá.
Quédate a vivir.

Un atardecer sin tus manos
carece de sentido,
es como un gato sin botas
que corre y no te alcanza.

Todo ésto no son más que tonterías
para intentar explicarte
que estoy echándote de menos
por ti
y por mí.

lunes, 19 de agosto de 2013

Seremos como estrellas.

Son las tantas de la madrugada
y acaban de decirme
que van a llevarme a ver las estrellas
porque no saben que son las estrellas
las que quieren vernos a nosotros.

Qué felices se ponen cuando vamos de la mano
cuando somos dos amantes inquietos
jugando a no hacernos daño,
a querernos como nunca nadie nos ha querido
y sin embargo,
a odiarnos por encima de cualquier posibilidad.

¿Las estrellas tienen corazón?
Porque siempre están radiantes
y qué envidia, joder;
que yo aún recuerdo cuando tú te fuiste
como mis ojos sonreían por ti
y como mi sonrisa lloraba por tus ojos.
Y en cambio,
fíjate en ellas,
siempre nos alumbran
hasta en los días de tormenta se atreven a salir.

¿Y qué pasa si se mueren?
¿Por qué las estrellas después de muertas aún siguen alumbrando?
Creo que son los héroes más valientes
y aún no nos hemos dado cuenta.
Que aún recuerdo cuando se murió mi abuela,
que descorché millones de litros de lágrimas,
y me cagué en las putas estrellas
por seguir sonriendo.
Perdonadme,
en aquélla época no os entendía.

Seguro que ellas también follan.
Y también quieren a millones de años luz.
Seguro que son cobardes.
Sí.
O quizá no.
Bueno,
en cualquier caso ya lo soy yo por vosotras,
no os preocupéis,
que yo puedo ser cobarde por mí
y por todos mis compañeros,
y por los vuestros si queréis,
también.

Y ahora tengo una pregunta,
vosotras que me entendéis,
¿las estrellas fugaces sois estrellas cobardes
huyendo del amor de nuestra vida?
Y mientras tanto nosotros pidiendo deseos,
qué cabrones somos.
Bueno,
tranquilas,
la próxima vez prometo pedir
que el amor de vuestra vida os persiga,
y cuando os paréis por falta de aliento,
os plante un buen beso.
Veréis entonces
que manera tendré yo de sonreír.

Lo dicho,
espero que seáis muy valientes,
y que queráis por encima de toda esta mierda
que llevo encima llamada cobardía.
Yo mientras seguiré esperando
a que me lleve a veros,
que para qué mentiros,
a veces también le echo de menos.
Igual que a vosotras.

Buenas noches, valientes.

domingo, 11 de agosto de 2013

Otra vez domingo, o en su defecto, qué mierda de día.


Otra vez el domingo se tiñe de gris
porque estando contigo estoy sin ti;
y el alma se me sale del pecho
y toca el techo con añoranza del futuro.

Otra vez pongo sábanas a las nubes
para que todos esos pájaros se acomoden
y jamás pongan los pies en el suelo,
que es mejor estar por las nubes
y no preocuparse por guerras y recortes.

Otra vez me arrancan la risa de cuajo
y me tiran de golpe el vaso
que ya estaba medio lleno,
y éso nunca me sentó bien.
No sabes cuánto me he acostumbrado
a estar medio vacía,
desde que aquél día me vaciaron
de infidelidad y portazo.

Otra vez la luna sonríe mientras yo lloro
y me presta su hombro
y yo, ingenua, me apoyo
total, el daño ya está hecho
y ella siempre anda por las nubes,
sabrá más que yo que intento ir con los pies en el suelo
aunque pocas veces lo consigo.

Otra vez los peces se fueron de cena
y me dejaron sola frente a la pecera,
buscando las burbujas que jamás han existido
buscando cómo salir entre éstos cuatro cristales,
que si los tocas, queman
y si queman, ya no sales.

Otra vez me he mirado al espejo
y qué guapa me pongo con la triste mirada,
que ya es difícil decirlo
pero qué fría te pones cuando te miro;
y es una pena
pero desde que te fuiste
me encuentro mejor cuando me miro en él,
me dice que ya no estoy tan vieja como él esperaba
y que las penas,
son menos penas ante mi mirada.

Otra vez salgo a la calle en pijama
buscando el con-sentido
de esta vida sin-sentido,
porque hace ya tiempo
que el cielo dejó de ser azul
y las flores comenzaron a crecer en pleno enero,
que los pájaros volaban a ras del suelo
y el suelo, el suelo ya no es lo que era.

Otra vez me pongo camisa larga
para guardar bien el as que escondo en la manga,
y juro que iba a ganarte la partida
pero tienes la mejor mano que me ha tocado nunca,
por eso me rendí
y tiré por el sendero del 'ni contigo ni sin mí'.

Otra vez te he echado de menos
y he venido aquí para decirte que espero que seas feliz,
que tarde o temprano
nos veremos en el infierno
que éso sí que es andar con los pies en el suelo,
y sabes que a mí siempre me dieron vértigo las alturas.

viernes, 9 de agosto de 2013

El mundo no se salva saltando.

Nos hemos vestido de falsas ilusiones
con la esperanza de salvar el mundo,
como quien se tira por un abismo
con la esperanza de,
en mitad de la caída libre,
retroceder y conseguir que todo siga como antes.

Es que no nos damos cuenta
que las cosas que van ya nunca vienen,
que los carriles en doble dirección
se hicieron para gente con suerte
y yo aprendí a no creer en ella
cuando pedí a una estrella que alumbrara mi camino,
y lejos de hacerme caso,
la muy puta dió media vuelta.

Dicen que eso es el amor,
recordar lo puta que era
mientras añoras cada noche en vela,
esas que por supuesto,
no volverán.

Que lo que viene, va;
y cuando va ya nadie quiere que vuelva.
Nadie excepto yo,
que tengo un 'quédate' en la cabeza
que no para de dar vueltas.
Y un 'vamos a dolernos' en la punta de la lengua
a punto de echar a volar.

Mientras,
mi sístole y diástole bailan un vals vestidas de gala,
celebran que la noche es más tranquila
cuando tú no estás a mi lado.
Y yo siempre he creído que las celebraciones son absurdas,
que detrás de todo éso,
hay litros y litros de ron con cola
cargados de despedidas que no llegaron a su fin.

Que ni tan siquiera
tuvieron un comienzo.

Como la primavera,
que de golpe se marchita,
y nadie sabe dónde ha ido a parar.
Quién sabe qué hacen los enamorados
con tantos ramos cuando acaba el amor,
o cuando creen que éste ha acabado.

¿Y si lejos de acabar es tan sólo un comienzo?
Los finales traen comienzos,
y los comienzos son finales que se ven a la legua.
Quién me dice que ésto no es un final,
es más,
quién me dice que ésto no es un comiezo.

martes, 6 de agosto de 2013

¿Quién encuentra sentido a los kilómetros?

                    Sería más fácil callarme
                   e intentar disimular si
                  volvieras a llamarme.
                  Pero no tengo control de mi
                 destino
                 no hay posibilidad de
                esconderme de mí mismo,
                si intento olvidarte empiezo
               a marearme
               por eso ahora sé que es        
              demasiado tarde.
                                         La sonrisa de Julia.

Este nudo en la garganta no se debe a otra cosa que la distancia.

Que ha llegado el momento
y ya no vivimos para tenernos
ni morimos para seguir viviendo;
los caminos se bifurcan
y yo, a hurtadillas
vigilo uno a uno los pasos de tu destino,
los pasos que algún día
te trajeron hasta mí
y que ahora
se alejan sin previo aviso en otro tren.

¿Qué voy a hacer sin tu voz?

Ya no seré tu canción favorita
y dejarás de tocarme cuando yo te lo pida,
ahora, 'los kilómetros que hay entre tu piel y Madrid'
intoxican más que nunca.

¿Qué sentido tendrán ahora las terminales de autobús?

Si ya tú no esperas
qué más me da el resto,
si esa sonrisa en cada parada perdió significado,
si los billetes, son eso,
simples trozos de papel
que ya no guardan besos,
que ya no guardan abrazos.
Están preparados
y con lágrimas en los ojos
para afrontar una despedida inmediata.
Para despedirte, amor.

Qué fea se pone Madrid
cuando piensa que ya nunca vendrás.

Me quedo el de vuelta,
para ti el de ida
-te dije-
y nunca volví
y nunca viniste.

¿Qué sentido tiene ahora septiembre si sé que no vas a volver?

Tenía mil rincones preparados para ti,
mil baldosas que saltar
y doce escalones que subir
hasta llegar a rozar tus labios.

Ojalá vuelvas aquí.
                            -Y el ojalá murió sin ti-

Ya lo dijo Cortázar
y quizá llevase razón,
'somos como el guante derecho
enamorado de la mano izquierda',
te quise por improbabilidad
te olvido por obligación.

Y es que hubiera sido fácil echarte de más,
pero yo decidí echarte de menos,
y ahora estoy sola
con Madrid encima y andando a tientas.

¿Recuerdas ese cañón?
me disparó directo al corazón
y aquí me tienes
echándote de menos como una auténtica idiota.

Es hora de decirlo,
que se pare el mundo
que te bajas tú.

Y ésto no es un adiós,
es un echaré de menos tus labios
pero jamás dejaré escapar tus manos.

domingo, 4 de agosto de 2013

Efectos secundarios de una tormenta de verano.

Nunca asemejes algo tan frágil como la lluvia a alguien,
que luego nos dedicamos a echar de menos
y eso nunca puede estar bien.

No tenemos bastante con que las nubes lloren sobre mojado,
que también el corazón se desborda
y los tobillos se quedan atónitos
por el barrizal de recuerdos
que le impide dar un paso más.

Que un paso más
significa un paso menos,
que menos por menos es más,
que más por más es menos;
total que al final te echo de menos
y la acabamos jodiendo.

¿Y si resulta que recordar es tan sólo un paso más para el olvido?

Si es así entonces prepárate,
porque después de ésta no voy a acordarme ni de tu nombre,
que ya me había acostumbrado a la sequía
y aunque el suelo a veces queme, lo prefiero.

No sabes hasta qué punto aturde tu recuerdo.

Y es que imagínate,
que en medio de tanta lluvia te estoy olvidando
y no te estás dando cuenta,
y por supuesto, yo tampoco.

Ya nunca más seré esa niña
que llora por dentro mientras finge ser mayor,
ya nunca más verás,
como en mitad de tanto charco,
me acerco a darte un beso.
Que cuando besas los corazones también lloran,
y el mío está seco por falta de sentimientos.
Ya ves, lo exprimiste tanto
que ahora a ver quién es el listo que se propone llenarlo.

Aunque, para qué mentirte,
poco a poco lo están haciendo.
Creía que eras lo mejor,
y no,
hay personas mucho más valientes que tú.

Y no veas qué cobarde me vuelvo ante ellas.

Quizá sea por aquéllo que me dijo mi madre,
y es que desde que te fuiste
el amor no es lo mismo.

Parece que va a llover, ¿no?
Qué coño,
está cayendo una de la hostia,
estás jodiendo de lo lindo.