Querido yo sin ti:
hace mucho que no nos vemos y te echo de menos. Soy estúpida, lo sé, sé que después de todo lo mínimo que debería querer hacer sería matarte, pero mataría a toda la población por pasar una tarde a tu lado.
Recuerdo que me hacías tristemente feliz con tus juegos de palabras y de manos, pero ahora que te veo caminar en otras sé lo que realmente está pasando.
Pasa que siempre te he querido y jamás podré deshacerme de ti, eres como esa marca de nacimiento que odias pero a la vez no puedes dejar de señalar.
Eres mi marca de nacimiento.
Nací el día que vi como tu sonrisa se sumergía en toda aquella espuma, nací contigo para crecer sin ti.
Para crecer después de ti.
Mi yo sin ti está bien, bueno, o eso le digo a todo el mundo.
Que estoy bien, que no te echo de menos, que nada ha cambiado desde que decidí que debías marcharte de mi vida...ya sabes, lo normal, todo lo que a la gente le jode escuchar cuando saben que estoy en las últimas y juegan a hacerme saber de ti.
Pero lo cierto es que mi yo sin ti no es nada.
Es un espectro que no consigue reflejarse en ningún espejo, que ya no sonríe cuando lleva tres cervezas encima pero que tampoco llora.
Me levanto de la cama por la simple razón de que, desde que tropecé contigo y me di de bruces contra el suelo, es el único sitio del que puedo levantarme.
Ella me entiende, ella me ha visto llorar un montón de veces después de ti, me ha visto echarte de menos con las bragas por los tobillos y me ha visto despedirme de otras mientras pensaba que jamás podrán hacer conmigo lo que hiciste tú.
Calaste, tocaste y te hundiste conmigo hasta lo más hondo para después abandonarme ahí y no contarme dónde estaba la salida.
Así que ese es mi yo sin ti, el que va a echarte de menos toda la vida porque conseguiste quitármela.
El que ya nunca se ata los cordones de los zapatos por el simple placer de destrozarse las rodillas y besarlas pensando que son tus labios lo que siguen aquí, para recordar a qué sabían las heridas cuando procedían de tu boca, esa boca que ya casi no puedo recordar pero que sin embargo jamás olvidaré.
Lo peor que me ha pasado después de estar contigo es darme cuenta de que puedo estar sin ti.
Mi yo sin ti soy mi yo triste en estado puro admirando como sonríes con toda la felicidad que me robaste. Disfrútala tú que puedes, es lo único que te queda de mí.