Dime qué has hecho esta vez para que cada dos minutos tu sonrisa se camine desnuda por mi mente.
Dime cómo consigues que después de tanto tiempo, siga poniéndome nerviosa cada vez que pienso que voy a verte.
Cómo lo has hecho para que siga pensando qué ponerme aunque ya me hayas visto sin nada encima, desnuda de vergüenzas y miedos, apuntando mi vida entera hacia ti.
Me has pedido demasiadas veces un por qué, hoy lo has hecho por última vez y mi por qué siempre se resume en ti.
Y en mí cuando estoy contigo.
¿Por qué? Porque sacas lo mejor de mí, porque gracias a ti comprendí que era posible aquello que durante tanto tiempo consideré como improbable,
porque me has enseñado a querer como sólo a ti podría quererte:
muy de puta madre.
Porque desde ti han paseado varias mujeres por mi vida y todas tenían tu cara cada vez que cerraba los ojos.
Porque adoro cuando somos cuatro en la mesa y me siento cada vez más mía, cada vez más sólo tuya.
Porque me encanta la vida cuando la vivo contigo.
Que por qué.
Porque sólo contigo podría pasarme, sólo a ti podría empezar a echarte de menos media hora antes de decirte adiós.