jueves, 30 de mayo de 2013

La vida y el amor no se dan la mano.

La vida, y el amor
son una espiral
que nunca dejan de girar
y siempre nos traen las mismas noticias.

Un buen día, soleado
te sientes radiante, feliz
y aparece.
Le miras, te mira
       sonríes
y aquí empieza todo.
Miradas furtivas
presas en caprichosos cazadores.
Un amor de un par de semanas
    besos
              pasión
                          sexo
                                  éxtasis
                                              caricias
                                                              fin.
Siempre, y digo siempre
uno de los dos se cansa,
decide que ha calmado la sed de soledad
que ha finalizado el número de polvos,
y no por la monotonía del sexo
si no por la llegada
de un cuerpo más tentador.

Y tú sufres
y ella folla como lo hacía contigo.

Lloras, maldices
y cualquier momento es bueno
para recordar lo puta que era.
En el amor, igual que en el sexo
uno siempre da más,
y acaba perdiendo.

Un par de semanas
de un caprichoso dolor;
hasta que ocurre.

Le miras, te mira
       sonríes;
y vuelta a empezar.
Miradas furtivas
presas en caprichosos cazadores.
Un amor de un par de semanas
    besos
              pasión
                          sexo
                                  éxtasis
                                              caricias
                                                              fin.

Y a esta espiral
la llamamos vida,
a este sentimiento de que nadie llega
de que sólo follas
y que nunca haces el amor.

Hasta que ocurre.
Le miras, te mira
       sonríes
y aquí empieza todo.
Miradas furtivas
presas en ingenuos cazadores.
Un amor de un par de vidas
  besos
            caricias
                        pasión
                                    sexo
                                            éxtasis
                                                      comienzo.
                                                             

miércoles, 29 de mayo de 2013

Prefiero llamarte en pasado.

Lo cierto es que hoy
ha sido un día de mierda.
En pleno mayo
y mis huesos siguen calando.
Lo cierto es que te echo de menos
sin saber que quizá
algún día te eche de más.
Somos el arca de Noe
a punto de embarcar
pero esta vez con final trágico;
somos el campo de concentración
repleto de amapolas mirando al sol;
somos la puta y el mendigo
que por unos instantes
se olvidaron del amor para siempre.
Somos también,
la ilusión que se abalanzó sobre la borda
y terminó de manera helicoidal
sumergida en un mar de  sal.
Somos el verbo olvidar
el más difícil de pronunciar.
Eres la palabra Amor
perdida en un mar de dudas
y la duda de amar
perdida en corazones cansados.
Eres el verbo ser, en pasado;
eras.
Formaste parte de mi vida
fuiste la mejor amiga de mis sábanas,
la mejor delicuente de mis caderas,
el mejor arma de mis ojos
y el veneno letal de mi saliva.

Eras la cocaína que día a día
consumí hasta volverme adicta.

Eras amor,
ahora simplemente
eres una puta.

Desesperada y viva por sentirme presa.

Puedo dormir con otras
o follarme a treinta,
pero siempre despierto contigo
y me corro en ti.
Puedo parecer la más hija de puta del planeta,
pero es que aún no he encontrado piernas
en las que refugiar mis miedos.
Puedo hacerte creer
que mi mundo gira entorno a tu ombligo
y la verdad que eso es cierto
pero tú aún no lo sabes.
Puedo decirle a la musa
que huya de mis versos
que algunos no saben dónde ir a parar
por miedo al rechazo.
Puedo decirle al poeta
que deje de contar mentiras,
que la gente quiere creer en él
y no en la poesía.
También puedo decir
que no respiro aire,
que soy inmortal entre mortales
que me poso en tu pecho y todo sale.

Puedo decir muchas cosas
y puedo permanecer en silencio,
que dicen que es de sabios
y yo soy un poco tonta.

Tonta por creer que algún día
confiaste en mí;
por no darme cuenta
de que diste media vuelta
y me dejaste al borde del abismo
preparada para saltar.

Que desde que la vida es muerte
tengo miedo a quedarme presa
en cualquier cama
y ser atropellada a base de gemidos.
Que desde que la muerte es vida
tengo miedo a besar los labios de la mentira
y sonreírle a quemarropa
a cualquier desconocido indecente.
Que desde que los domingos son domingos
no te espero debajo de mi manta;
desde que cogiste un billete de ida pero sin vuelta,
no te espero.
Que esperar es tan sólo
desesperar en la monotonía
del minutero,
y yo solía desesperar entre tus piernas
hasta que yo volé,
y tú te corriste.

Nunca detengas tu tiempo.



No sé exactamente qué pasó,
pero los días me pesaban
casi tanto como esa boca
que jamás has llegado a morder;
no sé exactamente qué pasó
y todo se tiñó de gris
me sentía en los ojos de un perro
entre la marea de tanta gente
que intenta decirte cosas
pero no te dice nada.
Sólo sé que algo no pasaba
que estaba totalmente estancado
y empezaba a oler a putrefacto.
Sólo sé que la gente creía en brújulas
en medias lunas a medio día;
que creían en el amor
y en los monstruos de debajo de la cama.
Que creían a los poetas
en vez de a la poesía
e ingenuos pensaban
que las musas, algún día, llegarían a ser algo más.
Sólo sé que la gente creía en fantasmas
y en cementerios a medio acabar,
en la vida después de la muerte
y la muerte antes de la vida.
Sólo sé que me faltaba por creer en algo
en alguien, o en mí.
Me hablaron del tiempo
como si él fuera oro
y la verdad, amigo,
que no se equivocaban.
Pero nadie habló nunca
con quién queremos compartir ese oro,
con quién queremos hacer
que nuestro tiempo corra vertiginosamente
-créeme, que esté parado es una putada-
Y el tiempo a su vez
me habló de ti;
de tus gemidos en camas ajenas
y tus desconocidas ansias de mí.
De tu culo, de ti.
En un arrebato de valentía
le pregunte:
¿por qué te paras tiempo
si el roce de su cuerpo
es lo que pone en funcionamiento mis agujas?'
Y una suave brisa me abofeteó la cara
empezando el reloj a dar tumbos
como si quisiera cobrar vida propia.
Y la cobró,
                    le rocé
                                me rozó.
Y desde entonces
nadie se atrevió a decirme
que el tiempo es oro,
el tiempo sólo lo conoce él
y sus gemidos a media noche.
El tiempo, tiene su nombre.

domingo, 26 de mayo de 2013

La entrada abrumadora de una musa que no encuentra la salida de emergencia.

Un día cualquiera
decidí sobrevolar el cielo
ya ves, este peligroso atrevimiento
y esta innata osadía.
Y bueno,
me lancé de golpe
provocando un vértigo acojonante
y sin paracaídas.

Supongamos que el de emergencias no es válido,
que las emergencias están en tus caderas
y en mis dedos son la salida
de esta entrada tan abrumadora.

Supongamos que no soy la de después
ni la de antes;
supongamos que sólo soy
y que tú no existes.
Y ya, puestos a suponer
supongamos que hago magia con mis dedos
y de tan sólo un chasquido
aparece un conejo de mi sombrero.
O supongamos que la magia no existe,
pero tú tampoco.

Supongamos que estoy intentando huir
y disimular a la vez.
Me estoy intentando arreglar sola,
aún a sabiendas
de que tengo asuntos pendientes en tu espalda,
asuntos pendientes que muerden
las cuentas que no llegamos a saldar.
Asuntos pendientes
en un tejado maltrecho
de este corazón indigente.

Disimula,
dueleme un poco.

Correr es de cobardes,
huir a tiempo de valientes.
Pero ya ves,
esta vez el miedo me ha ganado la partida
y estoy en el primer puesto
al final de la tabla.
Temiendo,
                     temiéndote,
                                             temiéndonos.

Ahora sólo disimula,
y arreglame los rotos;
pero por favor
no existas;
que las casualidades no me gustan
y las coincidencias nunca me llevaron por el buen camino.

lunes, 20 de mayo de 2013

Me has salido cara, amor.

Empieza el día
a solas, a oscuras
un sol nublado.
Acaba el día
contigo, radiante
una luna cegadora.

Verte,
el pluscuamperfecto
de cualquier conjugación
del tiempo contigo.
El tren me guía
y yo me dejo guiar
me dejo caer en el juego
me arriesgo a no levantar
pero y qué
sé que tú estarás al final.

Y empiezo a rozarte,
empiezo a ver tus labios
             -aún quedan horas para verte-
y tu sonrisa ya me está mirando
ya me está diciendo cómeme
                                    -pero hazlo flojito-
que ella no se entere.
Entérate,
comencé a creer en el amor
desde que te ví a lo lejos,
comencé a creer en el amor
desde que me rozaron tus manos,
comencé a creer en el amor
desde que empecé a creer más en ti
                                       -y menos en mí-

Y llegas.
Y llego.
No sé qué hora es
pero eso me da igual
hace tiempo, mucho tiempo
que deje de mirar el tiempo;
paré el minutero en aquel mes de junio
y aquí sigue, parado,
estancado en el amor
                                 en la obsesión
                                                        o en ti.

Ponte cómoda
-dijo tu sonrisa-
y un escalofrío con aires homicidas
se sentó obediente.
Imagíname en tu colchón,
imagínate encima,
imagínate debajo;
imagínate mía.

Y el tiempo transcurrió
entre miradas furtivas
que buscan un cazador indecente;
entre besos no dados
escondidos debajo de las ganas
                                           -de mis ganas-
Y el tiempo transcurrió
entre el roce de dos piernas
que buscan dueño al que obedecer;
entre gemidos imaginados
que sacian el placer.

Y desde entonces,
aprendí a medir el tiempo
aprendí a medirte conmigo
y a plantarte distancia con él
                                        -con mi corazón-
También aprendí a suspender
y a dejarte para septiembre
y repetirte año tras año.

Me ha salido caro el vicio
de plantarle cara al reto
más indiscreto que he conocido jamás.
Me ha salido caro el corazón
y se ha quedado sólo
esperándote llegar
                    -sabiendo que no llegarás-
Me has salido cara, amor.
Y ahora busco una cruz
que funcioné de media manzana
que ya me cansé de tus naranjas
y tus medias tintas;
me cansé de los vasos medio vacios.

Y me cansé de mentirme.
Jamás me cansé de ti
a quién pretendo engañar.

Sólo que
se me quedó platónico el tiempo
cuando me perdí en tu mirada.

viernes, 17 de mayo de 2013

Lejos de tu sur, encontré mi norte.

Que yo no soy si no es contigo
y tú sólo eres si no es conmigo.
Me desprendí de las inversiones en tus caderas
y la estadística cayó en picado,
se abalanzó una enorme crisis con mis ojos
y diste un golpe de Estado directo al corazón.
Implantaste tu propia dictadura,
tus normas,
tu juego.
Pero amor,
el juego ha cambiado,
mi casilla de salida ya no está en tus dedos
y la casilla final...
esa hace mucho que ya no existe,
desde que tú existes.
Tengo un dado de la suerte
que maneja mi destino,
acostumbro a llamarlo libertad.
Ya te dije que quien juega con fuego
se quema,
y tú estás en un incendio forestal de la hostia.

Te quemaste, me salvaste.

Mi piel se hartó de tus mentiras,
y mirate,
más sola que la una que siempre estaba acompañada,
pero tú,
estás en tú final
y en mi comienzo.
Tu destierro fue un infierno cosido con descuidos
y marcado de un 'si te he querido no me acuerdo'
y olvidando los recuerdos,
recordando los olvidos.
Pero ahora ni me acuerdo ni te he visto.
Ya ves,
he movido ficha.
Dije adiós a tus 'te quiero'
que sonaban tan de mentira,
tan de verdad;
como todo lo que salía de esos labios
que me elevaron hasta lo más alto
y se acomodaron para verme caer,
para ensordecer mis sentidos
y encogerme el alma,
esa que te llevaste contigo
y abandonaste en el camino.

Ahora yo sólo busco corazones de usar y tirar,
un amor de contenedor
que el sitio más lejano que sea capaz de llevarme
sea al lado izquierdo de su cama.
Un amor barato,
cargado de mentiras
que llevan a una verdad universal:
                                                  el desamor.
Que para ser sincera,
prefiero un contenedor
que se inyecte en mis sentidos
cargado de verdades universales,
que un amor lleno de mentiras
y directo al corazón,
cuyo único objetivo es hacerlo pedazos,
destruir un interno palacio de cristal
en el que reinaba tu silueta.
Pero no sé dónde me he metido,
ni cómo he salido,
eso sí,
me faltan manos para contar esas metrallas diarias,
esos 'te lo dije' que guían mi ingenuidad.

Pero de corta te quedaste puta,
y de puta te quedaste corta.

Te corriste en mi corazón
cogiendo de la mano mis gemidos,
adentrándome en un tenebroso paisaje
del cual no pude salir nunca.
Bien sabes que aquel día
guardé mi corazon en aquella caja
que hay justo en tu ombligo,
en tu centro,
donde mariposas revoloteaban con sonrisas
y recuerda como arrojaste aquella llave por la ventana
jurando hacerlo eterno.

Y ahora estoy sin corazón,
                                              sin ti
                                                  y a oscuras.

Déjame verte una vez más,
que esta vez estarás de sobra
junto a aquel contenedor,
haciendo compañía a mi corazón
                                                 -a distancia-
que él te va a sonreír
como si nada de esto hubiera pasado.

Tu tiempo ha terminado
el mío acaba de empezar
                               hasta nunca.

jueves, 16 de mayo de 2013

(Te) he estudiado tanto.

Hoy he estudiado tanto, que no sé ni por dónde empezar.
He vaciado la mesa
por si acaso tu culo
decidía pasearse por mi pasillo
y seguidamente he cogido los apuntes.

He estudiado la pared
que tiene un trozo de pintura con forma de corazón.

He estudiado también,
el edificio de enfrente
que tiene 10 ladrillos por cada vez que te metes en mi cabeza
y eso me ha resultado más difícil de contabilizar.

He estudiado también,
la cara de tonta que se me pone
cada vez que veo tu foto.

He estudiado también,
el boli que tenía justo enfrente
y la manera exacta de dibujar corazones en tus costillas.

He estudiado también
la yema de mis dedos
y cómo deslizarlas por tu cuerpo
sin que llegues a quemarte.

He estudiado también
los planos de Madrid
aunque eso no me ha servido de mucho
porque el plan es perdernos
y no encontrarnos hasta el atardecer
del día siguiente.

He estudiado también
la manera de emborracharnos sobre cuatro ruedas
y perder la poca sobriedad que nos queda
en cualquier esquina.

He estudiado también
el puzzle que podríamos formar en tu sofá
con una pierna por encima
y el brazo por detrás;
                    -aunque si estás tú encima mejor-

He estudiado también
las casualidades de una tarde
y los vuelcos repentinos de un corazón.

He estudiado también
los 'buenos días, preciosa'
y las 'buenas noches, pequeña'
               -pero en este estudio aún hay temas pendientes-

He estudiado también
la toalla que viste tu cuerpo
y el pelo que humedecido
echa carreras sobre tu espalda.

Pero sobretodo,
he estudiado la manera
de desvestir tu sonrisa junto a la mía
y de guardar las ganas en el cajón de los abrazos.

Después de todo este estudio
tengo una asignatura pendiente:
saber que se siente
al respirar tu aire a tan sólo un par de centímetros.

domingo, 12 de mayo de 2013

El sol, la luna y tu piel.

Te estoy escribiendo
sí, a ti;
a ti que tanto te pienso
a ti que apenas te siento.
En tu mirada he encontrado la reivindicación perfecta
y me tentó a bajar a tu cadera
a comerme la luna en tu ombligo
a mecer el sol en mis dedos.
Pero la luna no me dejó comerla
y aquella noche se apagó
a causa de la envidia,
envidia de que yo fuera el centro de tu ombligo
y de que tú fueras el centro de mi noche.
El sol, decidió esconderse
porque tu sonrisa le deslumbraba demasiado
tanto que quemaba
y tú imagínate a un sol moreno
o con mofletes sonrojados.

Dejé tu naturaleza al descubierto
y probé tu manzana prohibida
te besé el sexo
y al amanecer;
al amanecer te comí la vida.

Y en una de esas treguas
que implantamos entre guerra y guerra,
tu piel me contó un secreto
muy bajito en el que decía:
"cuidame, que no sabes lo que siento
cuando tu dedo se pasea por mi espalda
y dibuja un corazón;
cuidame, y prometo cuidarle contigo."

No te miento si te digo
que es la piel más dulce que mis labios han probado,
que es la miel más pura que jamás nadie ha encontrado.
Y por qué no, te prometo
que voy a leerte en braille cada noche
y voy a peinar tus poros cada mañana.

Y si el día está nublado,
soplaré las nubes y sonreiré al sol
le retaré a salir sólo para verte
le daré envidia porque yo te tengo
y él no.

Y ahora prometeme tú una cosa,
prometeme que tu piel
jamás le susurrará a nadie
como lo ha hecho conmigo.

martes, 7 de mayo de 2013

Sólo vengo a decirte.

Que alguien venga a darme amor
en esta noche fría
que se me han decosido
tus roturas
y las ganas brillan por su ausencia.
Hemos entrado en una crisis mundial
de corazones
y estamos en déficit
con las ilusiones.

Sólo vengo a decirte
que ya has hecho demasiado daño
y la broma de echar alcohol en las heridas
debe de finalizar;
                                                           -ahora-

Sólo vengo a decirte
que ya está bien de ataques de miocardio,
mi sístole ya no lleva tu nombre
y mi diástole ha procreado en soledad.

Sólo vengo a decirte
que mis dedos ya no buscan tus manos
                                             -ni tus huecos-
y mis yemas emigran a otro cuerpo
para delirar en escalofríos diferentes.

Sólo vengo a decirte
que mi sol ha salido esta mañana
saludándome desde el norte
y sin forma de sonrisa, ni mirada
                         -más bien era esperanza-
tenía una nube de almohada
con forma de cómete el mundo
y que no sea en sus caderas.

Sólo vengo a decirte
que mis viernes se cubren de nostalgia
desde que no estás,
y mis domingos han cobrado sentido
desde que te tengo.
Que no es que me contradiga
es que no te entiendo.

Sólo vengo a decirte
que he pasado página
en el mundo de tus recuerdos,
y ahora ella está en blanco
y yo tengo que pintarla.

Sólo vengo a decirte
que se acabaron los tonos negros
que a partir de ahora todo es verde
que a vuelto la esperanza.

Sólo vengo a decirte
que he acabado con la sal en mi vida
que ahora mis lágrimas se bañan en azúcar
y mis sonrisas se emborrachan
de ron con cola.

Sólo vengo a decirte
que ya no tengo que decirte nada
y que un adiós
quizá sea demasiado
                                        -al menos para ti-

Con esto no te estoy poniendo fin
ni tan siquiera dándote un comienzo
sólo vengo a decirte
que te dejes ya de grietas
que estoy cansada de mentiras
                                                        -y de ti-

                                                 Adieu chère.

domingo, 5 de mayo de 2013

Microcuento de presentación.

Estoy en crisis conmigo misma,
en crisis contigo.
Pensé que me quemaría el roce de tus dedos,
que me escocería tu saliva en las heridas que abriste tiempo atrás.
Y bueno,
es cierto que no me equivoqué,
que quemas,
que escueces,
que rompes
y destruyes.
Es cierto que te echo de menos,
aunque lo realmente cierto es que siempre lo hice.
Nunca dejé de pensarte conmigo,
de pensarnos en pluscuamperfecto.
Incluso antes de conocerte
me arriesgaba a deslizarme por tu sonrisa,
incluso antes de descubrir tu sonrisa
me atreví a dormir en tus párpados.

Siempre fuiste el perfecto de mi verbo estar,
el estar de mi modo perfecto.
Siempre fuiste la perfección,
esa que dicen que no existe
y que yo encontré en tus gestos.
¿existes?
¿has existido en algún momento?

Eres la atracción preferida del cualquier parque temático,
esa no apta para personas cardíacas.
Esa que provoca adrenalina de los pies a la cabeza,
pasando por la columna vertebral
y provocando entumecimiento general
en cualquier rincón óseo de mi cuerpo.

Eres la sístole de mi diástole.
La bola de chocolate
del cualquier cucurucho de verano.

Siempre quedará la duda,
ese '¿y si...?' que me come por dentro
y me sonríe por fuera.

Encantada de ser poeta,
y un placer tenerte como musa.