jueves, 30 de octubre de 2014

Al fin y al cabo es lo único que me gusta.

No me gustas triste.
No me gustas cuando te veo pasear cabizbaja por la calle pensando en que la nada es tu todo más absoluto, no me gusta verte levantar la cabeza y llorar al ver el cielo negro.
No me gusta cuando me dices que nada te gusta, que has perdido el control de ti misma y que yo tengo la culpa.
No me gusta verte leyendo poesía triste mientras te fumas un porro mal liado y deslizas tu mano por las bragas para seguir llorando.
No me gusta que te calles cuando te digo que por qué no intentas ser feliz ni me gusta que no lo intentes.
No me gusta el olor a tabaco que sustentan tus labios ni el tacto a libro mojado que a veces tienen tus manos.
No me gusta que andes siempre vestida por casa ni que te acurruques en su cuello cuando crees ser feliz aunque yo te falte. Aunque después de correrte con ella pienses en mí.
No me gustan tus uñas pintadas color puta, color nostalgia. Que ser puta está de puta madre siempre y cuando lo seas conmigo.
No me gusta ver cómo la pintura negra corre por tus ojos porque dices que tus labios, y con ellos tus palabras, son de todos, menos tuyos.
Y es que si me pongo a pensar, no me gusta nada de lo que ofreces pero me gusta que todo lo que ofreces sea conmigo, porque a fin de cuentas, es de la única manera que me gustas.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Mataría a todos los "ojalá le olvides".

Imagínate que le olvidas. Que me olvidas. Que nadie te conoce aunque todos hablen de ti.
Imagínate que nunca has tenido cinco años, que no has comido con las manos, que no te has roto la rodilla jugando al balón o que nunca te has enamorado.
Imagínate que olvidas el amor inolvidable, el primer amor.
Que un día te despiertas y no sabes quién es la persona que está a tu lado,
dime, ¿serías capaz de recordarme?
Jamás le desearía a alguien un "ojalá le olvides". Mira, ojalá le recuerdes siempre, aunque haya sido la hostia de tu vida. Que nunca te falle la memoria y siempre conozcas a la persona que duerme a tu lado. Que jamás olvides el amor inolvidable: el primer amor. 
En serio, espero que siempre recuerdes a tus amigos. A aquellos que te destrozaron el corazón, a los que aún lo siguen haciendo, a los que se fueron y a los que nunca lograron llegar. Porque yo odio a aquellos que dicen "me encantaría poder olvidarle". Mira. No.
¿Acaso te gustaría que todos hablasen de ti sin que tú pudieras recordarles?

jueves, 9 de octubre de 2014

El whisky que me habló de ti.

Lo mejor que se me da hacer es beber
y fingir que todo va bien,
que el alcohol no me afecta
y que a ti no te echo de menos.

Porque decir que te echo de menos
sería arrastrarme por los huecos que esta vida
ha dejado para los que aún queriendo
jamás encuentran la salida
que les lleve directos a casa.

Que me lleve directa a tu casa
a tu cama y a tus besos
a perderme en ese juego
en el que nadie gana
y en el que a la mañana siguiente
nosotras perdemos todo
menos el miedo a decirnos:
a veces, te quiero.

Porque a veces te quiero
como se quiere al último trago de la copa de whisky
con sabor amargo,
te quiero en esa tanda final porque sé
que mañana no podré recordarlo
y que tú
no lo habrás olvidado.

Pero lo hago,
te quiero aunque no sepa si te quiero
y aunque no quiera decir
que lo hago.

Aún así me montaré en la noria de tus pasos
fingiré haberme mareado para sentir tus dedos
paseando por mis párpados 
para sentir tus labios
llorando con mis labios.

Bajaré a tu túnel del terror
y besaré tu ombligo,
creeré en todas las historias de fantasmas 
que me contaron antes de conocer
que la única realidad no escrita
está contigo. 

Y volveré a ti,
una y otra vez
otra y una vez,
volveré 
porque volver 
es la única forma
de que no perdamos
el equilibrio.