jueves, 13 de octubre de 2016

El amor de mi vida huele a ti.

Hoy es un día especial. 

Hoy es un día normal y corriente, pero es un día especial. 

Hoy te he visto caminar con el desdén del que sabe que el mundo está a sus pies y que pisando fuerte se llega cada vez más alto. Hoy te he visto beber a morro a la rubia que teníamos entre manos y acariciarme la sonrisa con una sola intención: que te siguiera mirando. Hoy te he visto elegir, asumir, discernir y conformarte. Te he visto conformarte y me han entrado ganas de llorar porque contigo lo último que querría sería vivir en el inocuo abismo de la dejadez.

Hoy al verte me temblaban las manos, las piernas y la vida que no tengo contigo. Me dejaba ser yo sabiendo que quizá yo no te gustaba, pero qué clase de persona no se jugaría el pellejo por ti. Por ti embargaría mi vida e hipotecaría cada beso que aún no nos hemos dado.

Hueles a girasol recién plantado, a bebé recién nacido, a libro aún por estrenar, a corazón roto en mil pedazos que tintinean al ser pisados, a victoria y a derrota, al camino que aún no hemos elegido y al que desearía recorrer dando saltos de tu mano. 

Eres continente y eres océano, eres barco a la deriva y avión en pleno proceso de aterrizaje.

Porque eres vida, pequeñita, eres bocanada de aire en un bosque impregnado en libertad, eres el último trago en un bareto de mala muerte y eres el niño que sonríe cada vez que una mariposa se posa en su nariz.

Porque eres tú, mi amor.

Porque cuando estoy contigo sólo pienso en ti, y cuando estoy sin ti sólo pienso en la próxima vez que vaya a estar contigo.

Porque sé que serás tú. 

Porque tienes esa boca, ese abrazo y esa risa que me hace creer que la vida es algo más que respirar.

domingo, 24 de julio de 2016

Cómo has podido hacernos esto.

Cómo has podido hacernos esto.

Cómo has podido olvidarnos.

Cómo has podido hacerlo de esa manera tan ruin y vulgar que te caracteriza.

Sé que hace años de nuestro último beso, pero cómo has podido olvidarnos, cómo has podido olvidar lo que tú y yo éramos. Cómo has conseguido meterla en tu cama sin pensar ni tan sólo un segundo en mí, cuando fui yo la primera que estuvo dentro de ti en esa cama.

Cómo has conseguido verme por la calle con una cerveza en la mano y no has sentido la necesidad de beberla a medias y comernos la boca. Cómo has podido acariciarme el cuello y no sentir, que instantáneamente, todos los poros de tu piel se abrían y el volcán entraba en erupción.

Dime cómo te besa, cómo lo hace. Dame más golpes de los que ya he recibido. Destroza mi pecho.

Cuéntame cómo te folla en la cocina mientras tus padres ven una película de los años 80 en el salón.

Apuesto mi vida contigo y no la pierdo a que ella jamás te beso los párpados con lengua.

Pero dímelo, cómo ha conseguido ganarte con lo absurda y bipolar que es tu estabilidad emocional, cómo has conseguido quererla, qué no te ha dado ella que te di yo,  pues yo, estúpida de mí, te lo di todo.

Cómo te quiere y por qué lo hace tan mal para que tú aún no hayas huido de sus fantasmas.

Cómo me duele pensar en tu lengua comiendo su coño, absorbiendo su vida para luego, devolvérsela pedazo a pedazo. Cómo me duele pensar que se lo haces igual que a mí, con la única diferencia de que a mí, nunca fuiste capaz de devolverme nada de lo que te di.

Ni tan siquiera el último beso.

Ni
tan
siquiera
el
último
adiós.

miércoles, 15 de junio de 2016

Carta para nadie.

Querido amor mío:

hoy he soñado contigo. Hacía tanto que no sabía de ti que soñar contigo ha sido un terremoto, un tsunami de emociones, un huracán que ha vuelto a invadir mi pecho y al que he decidido llamar por tu nombre.

Entraba en un tren y de pronto estabas tú, la persona de la que nunca escucharán hablar mis amantes. Estabas tú ahí, sentada, con tu pelo negro tormenta y tu sonrisa de cuarenta grados a la sombra.

Estábamos las dos juntas, en un trayecto que tú y yo solíamos hacer antes de que yo decidiese hacerlo sola para siempre. Y me contabas, y te contaba. Y nos volvíamos a acariciar y a besar y el tiempo no había pasado entre nosotras porque mi amor, duraste una vida. Y tú no te bajabas en tu parada de siempre y yo me bajaba en la parada en la que tú te solías bajar.

Después de besarte y tocarte y abrazarte y sentir tu calor y tener tus dientes olor verano dentro de mi boca color desastre formando un eclipse: sólo se me ocurría volver a decirte adiós.

Mientras tu tren se marchaba otra vez no era capaz de decirte nada excepto adiós. Ni nos vemos mañana. Ni quieres que tomemos un café. Ni te he echado tanto de menos que no he sido capaz de querer a nadie. Ni sólo contigo me puse a bailar delante de un espejo mientras estábamos desnudas.

Nada.

Sólo adiós.

Adiós porque sé que si te miro a los ojos siempre sonará a 'volveremos a vernos, volveremos a amarnos y nos gritaremos muy bajito y al oído: fuiste, eres y serás el amor de mi vida.'

jueves, 28 de abril de 2016

La isla verde.

                       "It's like you've never been away."

He vuelto al lugar en el que un día fui feliz, he desafiado a aquél que dijo "nunca debes volver al lugar en el que fuiste feliz"  y he vuelto.

He vuelto al lugar en el que sonreír era una historia rutinaria, al lugar en el que me enamoré teniendo tan sólo dos años, al que llamé casa y al que siempre seguiré llamando casa, al lugar que me abrió los brazos y con sus manos color verde, me acarició tan tan suave el corazón, que olvidé el dolor que sentía antes de partir.

He vuelto al lugar que me enseñó que vivir es cosa de uno mismo, que nadie más que tú va a quererte bien, que la familia no depende tan sólo de compartir la misma sangre, si no de tener la complicidad suficiente como para que todos piensen que la compartís.

He vuelto al lugar que me hizo comprender que dejarse a la suerte de dos niños que apenas saben hablar es lo más parecido a jugar a la lotería que he hecho hasta el momento, y comprendí que tu felicidad puede depender de la de otros y que no pasa absolutamente nada si sabes exactamente cómo hacerles sonreír a carcajada vida.

He vuelto a jugarme la cara al sol que amenaza cada dos minutos con llover, que amenaza con robarme la sonrisa y frustrado, llora y grita por su constante derrota.

He vuelto a llamar casa a estar perdida en la nada sin la compañía de nadie pero con el calor de todos y cada uno de los que quiero tan fuerte que cuando me alejo, sólo siento frío y ganas de tiritar.

He vuelto al lugar en el que un día fui feliz, he vuelto y he dicho 'adiós' otra vez, he desafiado a aquél que dijo "nunca debes volver al lugar en el que fuiste feliz"  y he vuelto. He vuelto y he sido doblemente feliz, por mí y por aquél que no supo valorar que al lugar que te hizo feliz es al único lugar al que debes volver.

domingo, 20 de marzo de 2016

Porque todo tú.

Dime qué has hecho esta vez para que cada dos minutos tu sonrisa se camine desnuda por mi mente.

Dime cómo consigues que después de tanto tiempo, siga poniéndome nerviosa cada vez que pienso que voy a verte.

Cómo lo has hecho para que siga pensando qué ponerme aunque ya me hayas visto sin nada encima, desnuda de vergüenzas y miedos, apuntando mi vida entera hacia ti.

Me has pedido demasiadas veces un por qué, hoy lo has hecho por última vez y mi por qué siempre se resume en ti.

                    Y en mí cuando estoy contigo.

¿Por qué? Porque sacas lo mejor de mí, porque gracias a ti comprendí que era posible aquello que durante tanto tiempo consideré como improbable,
porque me has enseñado a querer como sólo a ti podría quererte:
muy de puta madre.

Porque desde ti han paseado varias mujeres por mi vida y todas tenían tu cara cada vez que cerraba los ojos.

Porque adoro cuando somos cuatro en la mesa y me siento cada vez más mía, cada vez más sólo tuya.

Porque me encanta la vida cuando la vivo contigo.

Que por qué.

Porque sólo contigo podría pasarme, sólo a ti podría empezar a echarte de menos media hora antes de decirte adiós.

domingo, 6 de marzo de 2016

A ti te lo desearía todo.

No te mereces que te quiera.

No mereces que cada tarde salga a buscarte con una sonrisa en la boca, no mereces que pague al sol por salir a visitarte cada mañana, ni las flores que te dejé en la puerta, ni el nombre de Amor Mío, ni los besos en el portal, ni las noches de frío ni a mí.

No sé cómo hemos llegado a este punto, no sé cómo podemos odiarnos tanto como para saber a ciencia cierta que nos querremos toda la vida. Que te voy a querer y que, en mi último aliento diré "la quise aunque ella quería a otras".

Quiero que estés tranquila, yo también querré a otras, y compartiré cama y mañanas y besos y risas y cenas para dos y viajes. Todos los viajes que prometimos hacer juntas los haré agarrando la mano de otras mujeres. Y las querré. Y te seguiré queriendo como si mañana fueses a aparecer y yo fuese a dejarlo todo para irme a destrozar la cama contigo.

Cuando me miro al espejo me proclamo "mía mía y mía". Sólo mía.


Es un alivio saber también que ya nunca nadie me vendará los ojos y aprovechará el apagón para follarse a cinco en nuestra cama y volver con todas las bragas rotas a la espalda y una sonrisa de "te quiero tanto que me explota el alma cada vez que sonríes".

Espero que al menos disfrutasen lo que tú nunca me hiciste disfrutar. Y espero que estés triste. Podría desearte lo mejor y alguien que te quisiera bien, pero no. Odio esos rollos de hipocresía y ese jueguecito de la ex perfecta cuando aún tengo la imagen tuya tirando mi corazón al suelo y pisonteándolo con fuerza mientras yo lloraba. Así que deseo que estés triste. Que estés muy muy triste y un día decidas volver y me encuentres mirando a otros ojos como nunca miré a los tuyos, confesándoles que les quiero bien, que una vez me quisieron mucho y nadie debería ser tan desgraciado como para merecer algo así.

Nadie,
excepto tú.

Ojalá te quieran mucho,
mucho más de lo que tú
jurabas quererme a mí.


martes, 12 de enero de 2016

Ella dijo que sí.




Ella dijo que sí. Ella dijo que sí quería emborracharse contigo cada noche, que dejaríais la puerta abierta para que escapasen los fantasmas, que te dejaría besarla después de fumar ese asqueroso tabaco de liar, que no haríais ni un sólo día la cama porque no teníais intención de salir de ella. 


Ella dijo que sí, que cocinaríais juntos con todo lo que eso conlleva: con la harina por las paredes y con su culo encima de la encimera pidiendo tregua. Que sí, que quería compartir comida contigo, que siempre había deseado tener a alguien con quien compartir plato sin sentir recelo por ver quién se come el último bocado.

Ella dijo que sí, que sí a las tardes de película y manta, que si a tus manos tocando su cintura y sí a tu lengua. Sí a los masajes en los pies y en la espalda, si a los besos en las piernas. Sí a robarte camisetas cada noche para dormir.

Ella dijo que sí, que aceptaría todos los bailes que le propusieras, incluso sabiendo que ibas a pisarle los zapatos. Que quería recorrer New York contigo, pero también Madrid. Que alquilaríais un hotel en pleno Times Square y pasaríais la noche riendo y cantando. Que desayunaríais perritos calientes y cenaríais quién sabe qué pero a quién le importa.

Ella dijo que sí, que quizá algún día, llegaríais a ser algo, que quizá algún día, volveríais al punto de origen y entonces juntos, y cogidos de la mano, gritaríais que sí, que cuando dos personas tienen que estar juntas ni tan siquiera el tiempo es capaz de frenarlas.