lunes, 19 de mayo de 2014

No somos nadie.

No somos más que una montaña de todo lo que hemos perdido y todo lo que hemos ganado.
No somos más que un puñado de destrezas que caminan de puntillas para no hacer demasiado ruido ante lo desconocido. 
No somos más que simios que fingen pensar y hablar y decir y ver y escuchar cuando sólo se dejan mandar y recibir y acatar y perjudicar.
No somos gente que se queda en su casa, somos personas que salen a la calle a gritar que están hartos de que nadie les quiera escuchar.
No somos "la moda", somos artistas porque hablan de puta pena de nosotros, así que algo tendremos que estar haciendo de puta madre.
No somos lo que seremos si no lo que fuimos y nos permite caminar con la cabeza bien alta y el corazón bien puesto.
No somos cobardes, somos adultos que de mayores quieren ser alguien, da igual quién. 
No somos amigos, somos las huellas del futuro que se esfuerzan en levantarse con fuerza cuando la barbilla está a punto de rozar el suelo.
No somos hermanos, somos imanes que se agarran de la mano y lloran en silencio cuando algo va mal.
No somos familia, somos montañas de sentimientos que sacan la cabeza buscando algo de fuerza.
No somos títeres que se dejan dirigir por esas cabezas huecas que han tomado las riendas del que cada vez es menos nuestro país, somos gladiadores que salen a pisar el asfalto, a esquivar palos y a recibir golpes.
No somos la generación de los muertos porque estamos más vivos que Jesús a los tres días de su muerte.
No somos nadie, somos todos.
No eres mi recuerdo, yo soy tu olvido.
No somos infelices aunque tengamos los ojos tristes, somos chavales que saltan por la calle, que beben cerveza y leen poesía en los bares.
No somos polvo, somos todo lo que un día nos dijeron que nunca seríamos.