domingo, 2 de junio de 2013

Te siento pero no te quiero.


Ya te he versado, besado,
he dormido agarrada a tu cintura
y he sonreído al ver como despertabas
con el primer rayo de luz.
Ya me he comido la luna en tu cadera,
he gemido encima de tus vacios,
he sembrado amapolas en tu cama
y te he posado sobre ellas.
He roto tus esquemas
                                         -y tus orgamos-
Ya te he desvestido sonrisas,
miradas y cuerpos,
empezando por el sofá y un 'quédate'
que es tan indiscreto como tentador;
y he terminando en el lado izquierdo de tu cama,
sobre ti.
Ya te he follado
sobre la ebriedad de las ganas,
con unas cuantas copas de más
y unos 'te quiero' de menos.
Ya he disimulado los escalofríos
tras mordiscos mientras abrochabas
lo que tú misma supiste desabrochar
y entre disimulo y disimulo,
he dejado escapar una sonrisa.
Ya me he desayunado tus ganas
y me he quedado con hambre.
Qué joder,
complementarnos tan bien no tiene ni pizca de cordura,
es más bien una casualidad
manchada de incoherencia,
de una incoherencia que me gusta
mucho más de lo que me gustas tú.

Y de verdad,
tú no sabes lo que se siente
al querer sentirte sin quererte.

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