Me gustaría pedir tantas cosas,
que me quedaría corta al pedirte en mis planes;
y es que por pedir te pediría a ti
y a tus caprichos pasajeros,
tus noches en vela mientras duermes
dándome la espalda
y clavándome la espada,
sacándola a media tinta
para que yo te escriba.
Por pedir,
pediría un tintero invisible
para que no puedas saber
las horas que te pienso
y las veces que te extraño;
una pluma que nunca se canse
de escribirte para crecer contigo,
con tus rimas,
con tus idas y venidas en otras camas
y mis ganas insaciables de amarte,
para envejecer contigo
en el dedo de mi mano y que juntas,
maldigamos todas esas patas de gallo
que salen con la edad y el amor,
para enterrarte y que me entierres
y encontrarnos en otra vida
para amarnos como no lo hicimos en la primera.
Por pedir,
pediría ser tu incendio
y que tú fueras mi fuego
para quemarme una y otra vez,
para quedar en carne viva
y que como siempre,
vengas a echar sal en la herida
-pero por favor, que esta vez sea saliva-
que vengas a escocerme y a besarme,
a quedarte por fin,
quedarte conmigo para nunca,
que dicen que el siempre es mucho
y cansa
y ya sabes que tú eres la pescadilla
que me muerde la boca
porque se olvidó de su cola,
porque se olvidó que los sentimientos
no entienden de esperas ni tiempos,
ni de ti.
Por pedirte,
te pediría todos los años
en la carta a los Reyes Magos
poniendo como excusa que he sido muy buena,
que he hecho todos mis deberes
y he ayudado a todos
y cada uno de mis amigos,
que a mí el carbón no me gusta
y tú eres igual de dulce;
le diría a Gaspar que por favor
te trajera la madrugada del 6 de enero
y se dejase de árboles,
que te metiese directamente en mi cama,
que yo a cambio prometo dejarles unas pastas
y un buen vino
para que tengan fuerzas durante toda la noche;
y si ellos no me hicieran caso,
cada vez que se me cayera un diente
te pediría al Ratoncito Pérez,
que seguro que él sabe más de amor
y menos de trabajos y carbones.
Por pedir,
pediría para ti una página entera en el diccionario
situada en la letra Z por ser tu último plan
y mi primer pensamiento,
así quizá aprendería a entenderte
y a estudiar todas tu acepciones
siendo la primera olvidar,
aprendería a cerrarte de golpe
y abrirte en un par de años,
llena de polvo y de heridas,
y tan ingenua te curaría
como siempre lo he hecho
y te seguiría queriendo
tanto como lo hace Cernuda
con la poesía
-o como lo hace contigo-
que joder,
ya dudo si te escribía él
o te escribo yo.
Pediría pasarte de hoja
y cortarme el corazón con el filo de tus labios,
sangrar para empaparte de mí
y ver como tú das vuelta y media de campana
y te alejas entre acepciones,
llegando a la última de amar,
y enseñarte lo que esto significa
para que tú me llames tonta por creer en ti,
que no en el amor.
Por pedir,
pediría ser los pliegues de tus sábanas
y meterme entre tus recovecos todas las noches,
que estemos secas y me dejes húmeda
besándote en otros labios,
abrazarte y que sudes entre mí,
que sueñes y tengas pesadillas
de esas que tienes desde que no crees en los monstruos,
de esas que yo tengo cuando tú no apareces en mis noches
y te veo mal acompañada
que es mucho mejor que estar sola.
Te pediría en sueños de esos que ayudan a dormir
y en pesadillas de esas que ayudan a despertar.
Que ya sabes que tiran más dos ojos que un corazón,
que en los tiempos que corren
el corazón se tira en cualquier esquina
y así nos pasa,
que luego no creemos en el amor
y escupimos arcoiris en vez de hacer poesía,
que nos metemos en guerras y bombas
en vez de hacer el amor,
que nos buscamos en todas
hasta que llega la razón
para encontrarnos en cualquiera.
Por pedir,
esta vez pediría ser tu reloj sin pila
desde aquella tarde,
y pararnos en el tiempo
para no viajar al futuro
y poder girar las agujas a nuestro antojo,
en presente, por supuesto,
y no cortarnos ni sangrar,
ni echarte de menos
para que tú no me eches de más.
No podía dejarte ir
sin antes decirte algo así,
que quizá a ti no te importe
pero desde que no estás vomito arcoiris cada noche
que es la única forma de empaparme de ti.
Te pido que me busques en otra vida,
que yo ya te he encontrado en esta.
Como siempre, muy bueno. Sigue deleitándonos, rubia, se agradece mucho. Ah, y especial mención a la siguiente estrofa:
ResponderEliminar"Poder girar las agujas a nuestro antojo,
en presente, por supuesto,
y no cortarnos ni sangrar,
ni echarte de menos
para que tú no me eches de más."
Muchas gracias, me alegro que te guste. Prometo seguir haciéndolo, no lo dudes. Un placer que me leas.
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