domingo, 8 de diciembre de 2013

Si no fueran tan tuyos.

Esta noche me he planteado perderme en otros labios con la única intención de hablarle del cielo que esconden los tuyos.

De decirle que es el típico sitio en el que te relajas, cierras los ojos y como si no estuviera mirando, tarareas, bailas y cantas tu canción favorita.

Luego te detienes y desplomas.

Qué acogedoras son estas grietas.

Y ahora:
manos abajo, esto es un atraco a pecho armado, quiero ver como te bajas el corazón por los tobillos.
Y gritas.
Es tu sitio favorito, está permitido gritar incluso después de medianoche.

Sólo queda respirar despacio, beber un trago de la lengua más cercana y pensar,
que si esos labios no fueran tus labios, ya me habría quedado a vivir.

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