sábado, 14 de diciembre de 2013

Perdóname, estaba pensando en ti.

He vuelto a pasar por esa calle
y tenía el infierno a mis pies;
una cantidad de ruinas
se amontonaban en la acera
junto a mi corazón.

Te estaba divisando entre la gente,
en las prisas y sonrisas,
en las primeras veces.
Te buscaba en cada mirada perdida
como queriendo encontrarte,
pensando que, quizá
aún podría recordar cada parpadeo.
Y lo cierto es que no,
pero tu mirada es inconfundible.

De golpe te he plasmado
te he visto en una sonrisa
mientras recordaba los tiempos de felicidad
debilidad y fortaleza,
te clavabas fuerte en mí.
Y hoy, te he vuelto a sonreír.

Te he cantado canciones de amor y guerra
justo al lado del oído,
en tu cuello.
Y podía escuchar perfectamente tu latir,
me atrevería a apostar que me echas de menos.

Eres como esa sensación
de darte en el dedo meñique del pie
con la pata de la mesa.
Una putada.

Con un 'espera, quédate'
hubiera sido suficiente,
pero nos dijimos 'adiós'
y pegamos el portazo.

Y las hostias precedidas de palabras son la peores.

Ahora tengo una tormenta
a la altura de las mejillas
que también habla de ti
y de no sé qué huracán
que creaste en mis pupilas.
Sólo quería decirte
que hacía mucho que no despertaba
pensando en ti,
pero es que he hecho todo despacio,
como lo hacíamos siempre.
Y he pensado que quizá
deberías estar aquí.

Pero ya no dolía como antes,
aunque no te negaré
que dueles como nunca.

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