viernes, 18 de octubre de 2013

Algún que otro acto suicida me delata.

Un autobús ha estado a punto de partirme en dos
y me he quedado inmóvil,
lo he mirado,
como quién espera un golpe
que sabe que va a llegar
y no hace nada por evitarlo.

Para qué.

Salí ilesa de aquel trago
porque tú no estabas en juego,
si no me hubiera tirado,
me hubiera arrojado sobre él.
Pero, para no dejar de lado la buenas costumbres,
me he montado en el dolor
y me he sentado al final,
por crear adrenalina
para que mis venas se hinchen antes de estallar.

Era algo parecido al corazón
¡pum! ¡pum! ¡PLASH!
y qué hostia.

Ha sido algo parecido a quedarse sin aliento
y recuperarlo en el último trago,
a tener la muerte delante de los ojos
y vivir más intensamente que nunca.
Algo como tenerte y perderte
en el trascurso de una noche,
pasada por agua pisada;
como el hueco de tus piernas
tras el choque de tu costado en una espalda ajena,
o en la mía.
Se ha acercado a la realidad
en el punto exacto de correrme en otras camas
y sin embargo pensar en ti.

Algo parecido a un suicido,
como volver a besarte, quizá.
O peor aún,
como dormir otra vez en el hueco de tu espalda
y dejarte a medias.

Si apuntas, dispara.
Si disparas, má-ta-me.

3 comentarios:

  1. Te he descubierto hace unos dias. Me encanta lo que escribes. Dueles pero me encantas. Un beso

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  2. Acostumbro a decir que todo lo que duele cura, así que espero poder curarte. Gracias y un abrazo enorme, de los que aprietan pero no afixian.

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  3. ¿Por que eres tan adorable? Joder, me encanta todo lo que escribes (:

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