He imaginado ya no sé cuántas veces
cómo sería romperme en la comisura de tus labios
y vengo a declararme como la mayor suicida del tiempo
que ha plantado cara al reloj.
Te he imaginado nadando
entre las arrugas de mi cama
y haciendo trincheras
en los tiempos de tregua
que no habrá.
Trazando un plan para invadir
el rugiente volcán que emana de tu boca
y comienza a crepitar debajo de tu ombligo.
Quiero quemarme,
arder de placer ,
gemir de dolor.
He imaginado qué se siente
al querer algo desconocido,
al querer,
sí.
Querer sentirlo de una manera anónima
y tocarlo dejando derechos de amor
en los poros de tu piel,
escribiendo los versos más obscenos
en las líneas de tus manos
y ver en ellas,
el futuro que
no
sé
si
tendremos.
Tú imagínate
que tengo la poca vergüenza
de decirte
que toda la que me falta
se muere por verte sonreír.
Le he preguntado al destino
que si puedo vivirlo contigo
y aún no he recibido
respuesta coherente.
Nos he imaginado susurrando alguna que otra palabra
en tímpanos desconocidos de ésos que crees conocer
sólo por imaginarte susurrando,
y sí, quizá te conozca.
Susurrando palabras
de esas que están censuradas en un poema
y las cuales nuestros padres
nos tenían terminantemente prohibidas.
Te he imaginado desnuda,
en mi cama,
sumergiéndote en mí
y observando con expectación
esta manera tan mía de ahogarme,
y qué quieres que te diga,
me he corrido sólo de pensarte.
Te he divisado musa entre poetas,
amante entre enamorados,
delincuente en pleno juicio,
cobarde entre ladrones,
vagabunda en un palacio,
tirita para corazón
que dice estar temporalmente cerrado.
Disculpa mis molestias,
o disculpa que te moleste
pero es que ya me estoy imaginado
que te echo de menos
y eso,
se merecía un poema.
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