miércoles, 18 de septiembre de 2013

Bienvenidos a este carnaval llamado Vida.

                                          La dependienta
                          de mi tienda de disfraces
                                     es Ceci Domínguez.
                                        Las quejas a ella.

Un día.
Gris.
De éstos en los que ni el mapa es capaz de encontrarte. 
Y recurres a cerrar el corazón
a abrir las piernas
-quizá demasiado-
es entonces cuando llega alguien.
La persona adecuada en el momento indicado.
Y te dice
'Joder Ari, disfrazate'
-Os podéis imaginar mi cara-
'disfrazate de soy feliz
de me importa menos de lo que te importa a ti.'

-un minuto de silencio por las palabras que no dije-

¿Y si resulta que el secreto de la felicidad consiste en valorarse?
Consiste en mí
en quererme más de lo que te quiero a ti
y quererte menos de lo que realmente te quiero.
Nada, a ver si me explico.
Y por un momento te olvidas,
de ti, de ellas
de todo.

Quizá la soledad nació para mí
y la nostalgia solo tiene palabras para hablar de ti.
Quizá mañana vaya de entierro,
-un minuto de silencio por los adjetivos muertos-
ya nunca más volveré a llamarte guapa,
pero dejemos que el puta siga viviendo.

Quizá.
Quizá.
Quizá me esté equivocando,
aunque no lo creo.

Pero, ¿sabes?
Siempre fui dos pasos por delante tuya.
Cuando tú me estabas sonriendo
yo ya te había besado.
Cuando tú me acariciabas los párpados
yo ya te había follado.
Cuando tú me dijiste 'te quiero'
yo ya me había enamorado
-y eso que nunca me he enamorado de ti-
Y cuando tú decidiste marcharte,
yo ya te había olvidado.

Y eso,
he venido a darte las gracias
porque si no fuera por ti
no hubiera encontrado este precioso disfraz,
no hubiera encontrado la felicidad.

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