¿Sabes? Es una pena, porque a veces nos echamos a perder sólo por pensar que podemos vivirnos.
Y el tiempo corre, o en su defecto se queda inmóvil, viendo caras largas tras absurdas contestaciones.
Pero luego siempre vuelves, Mortal.
Y te acomodas en el lado izquierdo de mi espalda y me abrazas, como si la vida realmente fuera eso, abrazarte.
Y entrelazamos nuestras suertes y el reloj comienza a funcionar.
Tic tac.
Todo a su debido tiempo.
Y todo ésto es porque ayer me dijiste 'no te vayas nunca', y cómo quieres que me vaya, si acabo de llegar y ya tengo pensadas mil maneras de hacerte vivir.
Si tengo mil caminos de huida y siempre acabo corriendo en dirección contraria para toparme tus brazos.
Demuéstrame que eres todo lo contrario a valiente, atrévete a parar uno a uno todos los relojes y dime adiós.
Pero si eres todo lo contrario a cobarde, quédate aquí a vivir.
Justo aquí, sí.
Entre mis brazos.
En mis heridas.
Consigues hacerlas preciosas.
La historia se repite:
no te vayas nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario