martes, 19 de noviembre de 2013

Ella decía 'ven' con las cinco letras de su nombre.

¿Sabes? Es una pena, porque a veces nos echamos a perder sólo por pensar que podemos vivirnos.

Y el tiempo corre, o en su defecto se queda inmóvil, viendo caras largas tras absurdas contestaciones.

Pero luego siempre vuelves, Mortal.

Y te acomodas en el lado izquierdo de mi espalda y me abrazas, como si la vida realmente fuera eso, abrazarte.

Y entrelazamos nuestras suertes y el reloj comienza a funcionar.
Tic tac.
Todo a su debido tiempo.

Y todo ésto es porque ayer me dijiste 'no te vayas nunca', y cómo quieres que me vaya, si acabo de llegar y ya tengo pensadas mil maneras de hacerte vivir.
Si tengo mil caminos de huida y siempre acabo corriendo en dirección contraria para toparme tus brazos.

Demuéstrame que eres todo lo contrario a valiente, atrévete a parar uno a uno todos los relojes y dime adiós.

Pero si eres todo lo contrario a cobarde, quédate aquí a vivir.

Justo aquí, sí.
Entre mis brazos.
En mis heridas.
Consigues hacerlas preciosas.

La historia se repite:
no te vayas nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario