domingo, 24 de julio de 2016

Cómo has podido hacernos esto.

Cómo has podido hacernos esto.

Cómo has podido olvidarnos.

Cómo has podido hacerlo de esa manera tan ruin y vulgar que te caracteriza.

Sé que hace años de nuestro último beso, pero cómo has podido olvidarnos, cómo has podido olvidar lo que tú y yo éramos. Cómo has conseguido meterla en tu cama sin pensar ni tan sólo un segundo en mí, cuando fui yo la primera que estuvo dentro de ti en esa cama.

Cómo has conseguido verme por la calle con una cerveza en la mano y no has sentido la necesidad de beberla a medias y comernos la boca. Cómo has podido acariciarme el cuello y no sentir, que instantáneamente, todos los poros de tu piel se abrían y el volcán entraba en erupción.

Dime cómo te besa, cómo lo hace. Dame más golpes de los que ya he recibido. Destroza mi pecho.

Cuéntame cómo te folla en la cocina mientras tus padres ven una película de los años 80 en el salón.

Apuesto mi vida contigo y no la pierdo a que ella jamás te beso los párpados con lengua.

Pero dímelo, cómo ha conseguido ganarte con lo absurda y bipolar que es tu estabilidad emocional, cómo has conseguido quererla, qué no te ha dado ella que te di yo,  pues yo, estúpida de mí, te lo di todo.

Cómo te quiere y por qué lo hace tan mal para que tú aún no hayas huido de sus fantasmas.

Cómo me duele pensar en tu lengua comiendo su coño, absorbiendo su vida para luego, devolvérsela pedazo a pedazo. Cómo me duele pensar que se lo haces igual que a mí, con la única diferencia de que a mí, nunca fuiste capaz de devolverme nada de lo que te di.

Ni tan siquiera el último beso.

Ni
tan
siquiera
el
último
adiós.

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