miércoles, 15 de junio de 2016

Carta para nadie.

Querido amor mío:

hoy he soñado contigo. Hacía tanto que no sabía de ti que soñar contigo ha sido un terremoto, un tsunami de emociones, un huracán que ha vuelto a invadir mi pecho y al que he decidido llamar por tu nombre.

Entraba en un tren y de pronto estabas tú, la persona de la que nunca escucharán hablar mis amantes. Estabas tú ahí, sentada, con tu pelo negro tormenta y tu sonrisa de cuarenta grados a la sombra.

Estábamos las dos juntas, en un trayecto que tú y yo solíamos hacer antes de que yo decidiese hacerlo sola para siempre. Y me contabas, y te contaba. Y nos volvíamos a acariciar y a besar y el tiempo no había pasado entre nosotras porque mi amor, duraste una vida. Y tú no te bajabas en tu parada de siempre y yo me bajaba en la parada en la que tú te solías bajar.

Después de besarte y tocarte y abrazarte y sentir tu calor y tener tus dientes olor verano dentro de mi boca color desastre formando un eclipse: sólo se me ocurría volver a decirte adiós.

Mientras tu tren se marchaba otra vez no era capaz de decirte nada excepto adiós. Ni nos vemos mañana. Ni quieres que tomemos un café. Ni te he echado tanto de menos que no he sido capaz de querer a nadie. Ni sólo contigo me puse a bailar delante de un espejo mientras estábamos desnudas.

Nada.

Sólo adiós.

Adiós porque sé que si te miro a los ojos siempre sonará a 'volveremos a vernos, volveremos a amarnos y nos gritaremos muy bajito y al oído: fuiste, eres y serás el amor de mi vida.'

No hay comentarios:

Publicar un comentario