sábado, 5 de julio de 2014

A veces.

Vuelvo más ida que cuerda 

y nada me ata.

Tengo a tres caricias de mí a una chica

está leyendo a Vicente Aleixander

y creo que va por ese verso que dice

"rostro amado/donde contemplo el mundo".

Ojalá pudiera conocerla

para no enamorarme.

Ojalá ahora mismo no estuviera imaginando

que duerme en camiseta ancha

y bragas de encaje,

siempre lleva sus pechos al aire

porque considera

que es el auge del arte

de una mujer.

Se masturba todas las noches

antes de dormir,

sin excepción 

y cada día con una técnica distinta,

repetir el placer

es su manera de ahogarse.

Es desordenada,

un auténtico desastre,

pudo darse cuenta 

cuando perdió al amor

por su esencia caprichosa.

Pero desde entonces

funde el queso 20 segundos

en el microondas 

y siente algo muy parecido.

Luego come la Nutella a cucharadas

y se echa a dormir,

quizá para soñar un mundo que no existe,

quizá para soñar,

quizá para.

A veces,

(y es importante este matiz

porque a veces

es la rendición del culpable)

pasea sola por Madrid

sonríe sola por Madrid

y se sienta sola

y lee sola,

y observa sola.

Porque a veces

(y ahora recordad el matiz)

te echa de menos.

Otras tantas sale de fiesta 

y baila hasta que son las canciones

las que la eligen a ella como su favorita,

y la bailan

y la gritan a cantos.

Aún con los pies cansados

se monta en el búho de siempre

y espera durante 43 minutos 

algo nuevo que sabe

que no pasará.

Es entonces cuando yo llego a mi casa

y me pongo mi camiseta ancha

sobre las bragas de encaje.

Luego fundo un poco de queso

durante veinte segundos

en el microondas:

y vuelvo a creer en el amor.

Después tomo Nutella a cucharadas

y me echo a dormir

porque he estado toda la noche 

haciendo que las canciones

bailen para mí,

para soñar con un mundo mejor

en el que a veces

no te eche de menos.

Tengo a tres caricias de mí a una chica

está leyendo a Vicente Aleixander

y creo que va por ese verso que dice

"rostro amado/donde contemplo el mundo".

Ojalá pudiera conocerla

para que si mientras la miro

se atreviese a preguntarme

en quién estás pensado,

tuviese la urgente necesidad de contestarle:

a veces, en mí.

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