Estábamos contando los días para volver a vernos: treinta días, quince días, siete días, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno...tú.
Llegó el momento de la verdad, el momento de estar contigo, de besarte y acariciarte, de cerrarnos la boca para abrir las piernas, de subir la mano hasta el corazón y tocarnos con el dedo corazón.
Volvimos a la estúpida costumbre de poner excusas malísimas en casa tipo "mamá, he perdido el último tren, así que hoy no podré ir a dormir" cuando ambas sabíamos que siempre los perdía porque yo quería que así fuera.
Que perdía las formas, porque cómo no lo iba a hacer si te veía con la mano en mis labios perdiendo la cabeza, cómo iba a poder evitarlo.
Y luego la nada.
La nada más absoluta, el salto al vacío en un agujero negro sumido en el espacio que hay entre tu casa y mi boca.
Dijimos adiós a los besos, a los abrazos, a las estupideces que me contabas mientras yo fingía escucharte.
Dijimos hola al miedo.
Ahora, aquí dentro en este agujero seguimos intentando olvidar.
Según un estudio que leí en noséquépáginaeinternet o que me acabo de inventar y suena la hostia de convincente, cuando pasas sesenta días sin pensar en una persona, automáticamente, la olvidas.
Te prometo que estaba a punto de conseguirlo, que estaba en la cúspide de tu olvido cuando llegaste tú con un "¿cómo estás cara de idiota?" y una carita de esas de whatsapp que sabes que me gustan tanto para acabar con todo, para derribar el muro que yo misma había construido y por el cual me prometí que jamás ibas a ser capaz de escalar.
Pero ahí estás, encima de ese muro sonriéndome como si el mundo estuviera a tus pies, y digo como si estuviera porque por suerte, desgracia o pura intromisión sabes que así es.
Así que, contra todo pronóstico de vida saludable, te voy a pedir algo, si ves que algún día llega eldíacincuentaynuevesinti, que ya sólo me queda ponerle la guinda al pastel de tu olvido, vuélveme a decir "¿cómo estás cara de idiota?" y entonces yo volveré a perder, y entonces tú seguirás tan guapa como el día que pensaste en mí por primera vez.
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