lunes, 3 de noviembre de 2014

No te quiero.

                              "No te quiero tanto."

Nadie me enseñó a controlar mi sentimientos pero aprendí. 
Aprendí porque un día me dijeron que dibujase un corazón y todo era inconexo, como un puzzle de 100 piezas al que la faltan 99.

Así que me paré a pensar en ti y me repetí 99 veces que no te quería.
No te quiero. 
No te quiero.
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero.

Y al final me convencí, 
mírame, 
ahora no te quiero.

Aprendí a ponerle una correa a todo lo que siento y nunca camina libre, a veces se suelta la melena pero no tarda más de unas horas en volverse a hacer la coleta. 

Es triste, 
muy muy triste tener que decirte a ti misma no, tener que prohibir tus convicciones y toda la libertad que te caracteriza pero NO
No os dejaré correr, no esta vez.

Así que me convencí: 
no te quiero.

Dame un año, quizá dos y te diré que no te quiero pero antes te quería. Me arrepentiré de todo lo que mantuve atado pero seguiré intacta, de pie. 

Seguiré con la soga al cuello.

Así que eso es todo, no os dejo salir por miedo a que nunca volváis a entrar, soy ese tipo de madre protectora que no deja que sus hijos bajen al parque a divertirse porque quiere tenerlos siempre bajo sus órdenes. 

Pero es mi corazón y mi correa, así que, por si no me ha quedado claro, no te quiero. 

Creo que aún necesito un poco más.
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero.
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero. 
No te quiero.
No te quiero.
No te quiero.

Ya está.

Ah, y una última cosa. 
No te fíes mucho de mí cuando estoy dolida, suelo mentir una barbaridad.

Un abrazo, 
no te quiero, 
hasta siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario